Paisajes
La serie de pinturas Paisajes reflexiona sobre el volumen y el espacio. Los objetos que conforman la composición de cada paisaje han sido condensados en su geometría elemental y buscan alcanzar una armonía entre la forma y el color, asumiendo que el color puede alterar la percepción de la realidad como ocurre con ciertos organismos que se mimetizan con su hábitat. En cada interpretación de la naturaleza el desafío está en advertir la presencia de aquellas dimensiones que escapan a una percepción directa y que aún no han sido definidas a través del conocimiento.
Paisajes explora la disposición conjunta del cilindro, la esfera y el cubo como contenedores: cómo a partir de su interacción podemos crear interpretaciones que condicionan la apreciación con la que ideamos nuestro entorno. Quizás si miráramos las formas de la naturaleza desde lo simbólico (como lo hicieran los pueblos antiguos) podríamos acercarnos al universo como totalidad, sintiéndonos parte de él y no simples espectadores.
Si una determinada distribución espacial de elementos geométricos (cilindros, cubos y esferas) nos sugiere un conejo, un oso, o un animal cualquiera, entonces podemos asumir que aún conservamos un pensamiento universal y arcaico que nos vincula con nuestro primer período de vida y nos arraiga a una naturaleza donde los paisajes cambian cíclicamente.